No voy a dejar,
no voy a dejarlo.
Encrucijada.
Caminos que se abren a cierta distancia del equilibrio
más vueltas en el laberinto de tu ser.
Siempre creés que tenés que elegir
y otra vez no te dejás llevar.
¿Por qué pensás
que es tan importante
tu decisión?
Imaginás que algo te empuja
apuntándote con el dedo más pesado,
te obliga a inquietarte, te mantiene expectante
deseoso de jamás volver a caer en tu error
deseoso de jamás volver a caer en caminos
que se abren a cierta distancia de tu equilibrio...
Música, poesías y pensamientos que, en la necesidad de fluir, encuentran un destinatario.

lunes, 17 de enero de 2011
Incontrastable (ALMAFUERTE)
I
El arduo monte cuyo ardiente seno
germen fatal de cataclismo guarda;
El huracán que gemebundo emigra
quién sabe a qué rincón y a qué distancia;
Los mundos del sistema, viejos mundos
que el padre Sol desde ab eterno amansa;
Y el mar, el ancho mar de los contrastes,
de la onda azul y la feroz borrasca,
que los astros del cielo solicitan,
que la ley del nivel doma y aplasta
lo mismo que los sueños ambiciosos
encrespan la marea de las almas,
lo mismo que los sueños ambiciosos
del espíritu audaz forman las alas:
no valen más que yo ...porque yo siento
paroxismos horribles y nostalgias,
rebeliones salvajes y tristezas
allá en mi carne vil ¡y no me matan!
allá en mi corazón ¡y no me postran!
allá en mi pensamiento ¡y no me amansan!
allá en mi pequeñez ¡y no me anulan!
allá en mi pobre ser ¡y no me apagan!
II
¡No! No tiene ese mar más amarguras,
a pesar de la sal que hay en sus aguas;
no albergan esos mundos más despecho,
a pesar de la ley que les amarra;
no brama ese huracán más hondamente,
a pesar de su eterna resonancia;
no encierran más dolor aquellos montes,
a pesar de sus cálidas entrañas...
que torturan diabólicas mi pecho,
mi pecho que de dolor no estalla;
que el profundo gemir de mis nocturnos gemidos
¡ay! que al huracán espantan;
que la protesta heroica de mi vida,
protesta que los mundos no levantan;
que la hiel de mis lágrimas feroces,
¡de una sola siquiera de mis lágrimas!
III
¡No! ¡No son más que yo, ni nunca fueron,
si se mide la mía, la mía y su desgracia,
si se pesa mi ser y su grandeza,
vientos, mares, planetas y montañas!
ALMAFUERTE (Pedro Bonifacio Palacios) La Plata 1891
El arduo monte cuyo ardiente seno
germen fatal de cataclismo guarda;
El huracán que gemebundo emigra
quién sabe a qué rincón y a qué distancia;
Los mundos del sistema, viejos mundos
que el padre Sol desde ab eterno amansa;
Y el mar, el ancho mar de los contrastes,
de la onda azul y la feroz borrasca,
que los astros del cielo solicitan,
que la ley del nivel doma y aplasta
lo mismo que los sueños ambiciosos
encrespan la marea de las almas,
lo mismo que los sueños ambiciosos
del espíritu audaz forman las alas:
no valen más que yo ...porque yo siento
paroxismos horribles y nostalgias,
rebeliones salvajes y tristezas
allá en mi carne vil ¡y no me matan!
allá en mi corazón ¡y no me postran!
allá en mi pensamiento ¡y no me amansan!
allá en mi pequeñez ¡y no me anulan!
allá en mi pobre ser ¡y no me apagan!
II
¡No! No tiene ese mar más amarguras,
a pesar de la sal que hay en sus aguas;
no albergan esos mundos más despecho,
a pesar de la ley que les amarra;
no brama ese huracán más hondamente,
a pesar de su eterna resonancia;
no encierran más dolor aquellos montes,
a pesar de sus cálidas entrañas...
que torturan diabólicas mi pecho,
mi pecho que de dolor no estalla;
que el profundo gemir de mis nocturnos gemidos
¡ay! que al huracán espantan;
que la protesta heroica de mi vida,
protesta que los mundos no levantan;
que la hiel de mis lágrimas feroces,
¡de una sola siquiera de mis lágrimas!
III
¡No! ¡No son más que yo, ni nunca fueron,
si se mide la mía, la mía y su desgracia,
si se pesa mi ser y su grandeza,
vientos, mares, planetas y montañas!
ALMAFUERTE (Pedro Bonifacio Palacios) La Plata 1891
Insaciable.
I
Todo sería más fácil dejándose llevar,
creyendo que por un motivo aquello que vivís
debía ocurrir; no forzando nada,
no pensando insaciablemente en ello.
¡Qué sea o no sea!
De igual manera
el instante no puede ser inmovilizado
y el río seguirá su curso.
II
Aunque creas encontrarte en reposo,
aunque creas que el reposo es equilibrio,
el equilibrio es movimiento.
Darse cuenta.
Todo sería más fácil dejándose llevar,
creyendo que por un motivo aquello que vivís
debía ocurrir; no forzando nada,
no pensando insaciablemente en ello.
¡Qué sea o no sea!
De igual manera
el instante no puede ser inmovilizado
y el río seguirá su curso.
II
Aunque creas encontrarte en reposo,
aunque creas que el reposo es equilibrio,
el equilibrio es movimiento.
Darse cuenta.
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