No fuiste indeferente al espejo de mi alma,
suplicante, inquieto en sus aguas profundas.
Ni el lazo de mi voluntad alrededor de tu corazón
pudo no ser sentido y llevado con carga.
Mi pena
marcando el tiempo del momento,
surcando los caminos,
acaparando tu mirada.
Y algo de mi fuerza,
o la circunstancia adversa,
impidió la unión perfecta,
la unión sagrada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario